martes, 25 de noviembre de 2008

Aprender a Manejar el Estrés

El estrés puede definirse como la respuesta de nuestro organismo para adaptarse a estímulos externos. Nos estresamos cuando tenemos que enfrentar situaciones que nos demandan habilidades que son muy difíciles de poner en práctica, por ejemplo, la paciencia en una avenida con tráfico.

El estrés es también una respuesta de nuestro cuerpo ante un cambio, por ejemplo, un ascenso en el trabajo, una enfermedad, o incluso el desvelarse por asistir a una fiesta. Se da también frente a condiciones internas que perturban nuestro equilibrio emocional (como la angustia frente a un evento importante en el trabajo o por problemas de pareja).

Estas respuestas no son malas en sí mismas, pues preparan al cuerpo para estar alerta y actuar con más rapidez frente a una situación extraordinaria. Sin embargo, el estrés manejado inadecuadamente, nos lleva a huir de la situación estresante o a enfrentarla de forma violenta.

El estrés afecta a nuestro cerebro, nervios, corazón, flujo de sangre, nivel hormonal, digestión y nuestra función muscular.

Hay dos tipos de estrés: El Euestrés, que da energía y ayuda a disfrutar de la vida, a hacerla interesante y a que los estímulos se conviertan en retos.

Por otra parte, el Diestrés hace que las personas estén enfermas, ansiosas y deprimidas. Este tipo de estrés es la causa principal de casi todas las enfermedades mentales y físicas. Entre sus efectos se cuentan la hiperactividad, trastornos alimentarios, adicciones, irritabilidad, llanto o compulsiones (por ejemplo: comprar por comprar sin poder evitarlo) falta de energía, obsesiones, tristeza y celos, entre otros.

En el trabajo el estrés puede darse por ruidos constantes, mala iluminación, temperaturas extremas o falta de higiene en el espacio laboral. También la ambigüedad de roles, funciones y responsabilidades, así como la falta de límites claros en tus relaciones laborales.

Algunas sugerencias para manejar el estrés son:

Reetiquetar tu problema. Si no puedes manejar una situación, ésta te dará problemas, así que es importante retiquetarlo dándole una connotación positiva. Por ejemplo, el tráfico no es desquiciante, es una oportunidad y un reto para ejercitar tu paciencia, así que aprovéchalo para oír tu música favorita en lugar de insultar a los otros conductores.

No reprimir todas tus ideas, sentimientos y necesidades. Es importante que no te conviertas en una olla express, trata de expresar tus ideas y necesidades de manera respetuosa y oportuna, practícalo y verás que cada vez es menos difícil.

Aprende a conocerte. Aprende a detectar en ti mismo los signos del estrés y descubre qué actividades pueden relajarte, por ejemplo, yo sé cuando estoy estresada porque me empieza a doler el estómago y la espalda, pero hay gente que tiene otros signos como dolor de cabeza o náuseas. Una forma de relajarte es salir a la tienda cuando tengas mucha tensión en la oficina.

Otra, puede ser hacer ejercicio en las noches, hacer esculturas con plastilina (es muy relajante, haz la prueba) hacer yoga o hablar con alguien. Encuentra qué es lo que a ti te funciona mejor.

Tener expectativas y metas realistas. Si te exiges más de lo que realmente puedes lograr, es muy probable que te encuentres estresado todo el tiempo. Ponte metas pequeñas y realistas, de esta forma te será más sencillo alcanzarlas y no vivirás frustrado y alterado. Una vez que logres cada pequeña meta, reconócete a ti mismo, no esperes que los demás lo hagan.

Mejora tus hábitos. Tener una dieta nutritiva que incluya todos los grupos de alimentos puede ayudar a tu sistema nervioso y a tu estado de ánimo, así como tener horarios bien establecidos para cada comida y de igual manera para el sueño. De esta forma tu cuerpo no se desestabilizará y reducirás muchísimo el estrés. También es importante dejar hábitos que sabes que no te ayudan, como el cigarro.

Es fundamental que seas constante y no aflojes el paso, recuerda que lo más valioso que tienes en la vida es a ti mismo, no te descuides. El mejor remedio contra el estrés es la felicidad.

Disfruta de tu trabajo, de tus seres queridos y de tus tiempos libres, en fin, de la vida. De esta forma te será más sencillo ver las cosas positivas y no sentirte estresado.

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